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27/03/2024 - 398 visitas

EL FONTANÉS ISIDORO DE SANTIAGO PRONUNCIÓ EL XXV PREGÓN DE SAN JUAN DE DIOS EN CIEMPOZUELOS

Enlace a la entrevista y al Pregón: https://www.fuentedelmaestre.es/ver_podcast.php?id_podcast=192

 

    El Superior del Hospital de San Juan de Dios de Córdoba, el fontanés Isidoro de Santiago Sánchez O.H. ha sido el encargado, el pasado 24 de febrero,  de pronunciar el XXV Pregón de San Juan de Dios en Ciempozuelos, Madrid, dentro de la festividad que organiza la Hermandad de San Juan de Dios en esta localidad madrileña. Un pregón que sirve también de preámbulo a la Semana Santa.

    Cuenta que para él fue un honor ser el elegido, y un motivo de gran ilusión por partida doble: Por su deseo siempre presente de “ recordar, actualizar y proyectar al futuro su legado de hospitalidad , que es el pilar fundamental de nuestra Orden y del sentido de la caridad cristiana”. Y porque además Ciempozuelos fue su primer destino dentro de la orden.

    Isidoro de Santiago creó, con una prosa narrativa excelente, bien documentada históricamente y cargada de lirismo,  un tríptico para cumplir con ese objetivo. Así, con el pincel de las palabras y de la emoción, trazó la historia y la obra de aquel granadino llamado Juan Ciudad Duarte a través de tres tablas, “tres escenas o pasajes - clave para entender su figura y su vigencia”.

    La primera tabla se titula “ CONVERSIÓN: Fijo los ojos en Él”. En ella relata la conversión de Juan al escuchar el discurso del denominado “ Apóstol de Andalucía”, Juan de Ávila, y entender que ha sido llamado por dios para dedicar su vida , ya para siempre,  al servicio de todos los desfavorecidos de la sociedad.     Esa sociedad del S.XVI que daba la espalda a los pobres, los leprosos, las prostitutas, los tullidos, o los enfermos mentales … Al propio Juan, como se cuenta en el pregón, lo tachan de loco y lo encierran en un sanatorio , hasta que es rescatado por Juan de Ávila; “que entiende que Juan está enfermo,sí, pero de amor, de amor a dios, ese dios que él veía mirando a los ojos de las personas necesitadas a las que dedicaría su vida entera.”

    En la segunda tabla, titulada “MISIÓN. No olvidéis la Hospitalidad”, Isidoro de Santiago narra los desvelos del granadino universal por atender personalmente a los más débiles , y para “contagiar ese amor a dios a las personas pudientes de su época , que le ayudarían a construir , aunque hoy nos parezca algo muy de lejos, el primer hospital. Un lugar en el que, al principio iban a parar todos los desfavorecidos y que, con buen criterio, de forma visionaria, él luego separaría en función de la patología o necesidad de cada uno.

    Entiendo que de esa manera se adelantaba a los tiempos, a este sistema sanitario dividido por áreas y especialidades. Él ya detectó esa necesidad. Y, lo más importante, nos dejó ese valor de la hospitalidad, de la humanización en la atención sanitaria a los enfermos y a los que sufren. En nuestros centros sanitarios tenemos muy claro que la calidad en la asistencia, sin calidez, no tiene sentido. “

    Y en la tercera tabla, titulada “ MUERTE : De rodillas, Señor, de rodillas” , Isidoro relata sus últimos días y una muerte ” a la altura de su vida, en coherencia con lo que fue su vida”.

    “ Con dificultad se viste su santo hábito y cogiendo el crucifijo que siempre le acompañó , abrazado a él y puesto de rodillas, a la edad de 55 años, suspirando dulcemente entregó su alma al Creador y Señor: Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo.”

    “No podía haber muerto de otra forma más que de rodillas. Sí de rodillas, como había vivido; de rodillas, en actitud de oración, de sumisión, de reconocimiento : al nombre de Jesús toda rodilla se doble.”

    Por último, con una bella prosa poética, Isidoro describe un recibimiento apoteósico para San Juan de Dios en el cielo, mientras Granada vive “un sentimiento de orfandad.”

    El fontanés no se olvidó de su padre Santi, que falleció mientras terminaba de redactar el pregón, y a cuya memoria dedicó con sentimiento.

    Todos los asistentes a este XXV Pregón le ovacionaron y quedaron conmovidos.

    

 

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